por
Fátima Sarmiento

Es importante diferenciar y aclarar los conceptos tendencia y moda para evitar confusiones.

El análisis y observatorio de las tendencias no consiste meramente en saber si el año que viene los pantalones se van a llevar cortos o largos, o si las cocinas blancas o rojas, sino en saber los motivos y causas que lo provocan, detectando corrientes y originalidades, y filtrando las que se prevé que trasciendan en el tiempo y a un número significativo de personas, y por tanto, oriente los consumos.

La permanente vigilancia, el análisis de casos, el contraste con otras opiniones de embajadores de segmento o expertos en materias concretas y el filtrado, hace que se descarten las modas pasajeras que no responden a la realidad del mercado.

Porque el objetivo final es facilitar a las empresas la toma decisiones en el diseño de productos con personalidad propia y respondiendo a las necesidades de los consumidores, productos diferenciados a través del diseño como forma de innovar en el mercado y ser competitivos.

Para minimizar riesgos, las tendencias son una herramienta eficaz que nos da información sobre hábitos y universos de consumo y nos anticipa pistas sobre herramientas del diseño más apropiadas en cuanto a colores, formas, materiales, texturas, ingredientes, mensajes,…todo ello para tomar decisiones en el diseño de producto con el fin de atraer, conectar o responder a las necesidades de los consumidores de estos universos.

No se trata de conocer antes que nadie las modas para seguirlas, sino de diseñar productos o construir marcas con personalidad propia pero que estén alineadas con las tendencias o corrientes que se prevé que articulen el consumo del futuro.

Observatorio de Tendencias del iLab de Surgenia.

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